"Verano en Italia? No, gracias"

No es una buena estrategia salir de vacaciones en Agosto. El verano en Italia, para muchos, es una verdadera tragedia. Es un periodo donde abundan los excesos. Exceso de valijas en los aeropuertos, exceso de inconfundibles alemanes con medias, mocasines y short de baño, exceso de japoneses con sus tecnològicas càmaras colgadas al cuello y exceso de tetas -tanto topless a uno le hace mal- y como dice la cancion del Mundial 90 de Italia “un verano, una aventura màs”.Nada mejor que aquellos recordados veranos en Santa Fe, en Playa Norte, con el envidiable sabor de la autèntica aventura. Acà para todo se debe pagar. Demasiado consumismo primermundista para mi gusto. Allà no, era distinto...menos economìa de mercado.Pasar un dia en el mar es caro, todo un presupuesto, porque no es cuestiòn de ir asì porque sì. Lo ideal es alquilar una sombrilla con un par de reposeras en un balneario privado a un costo de unos 50 euros por dia en temporada alta. Pero antes de llegar tenemos que hacer interminables colas en la autopista, derretirnos bajo el sol como chocolatines y pagar un costoso peaje. Sepan que no somos los ùnicos que pretendemos ir al mar en Agosto. Lo mismo piensan todos los europeos (y japoneses) pero làstima que somos poco originales y a todos se nos ocurre ir al mar en verano.No es que sea nostalgico pero…en Santa Fe era distinto. El ùnico peaje que pagaba era a un par de negros, pasando el Luz y Fuerza, que mientras me decìan muy gentilmente “viejita” –en una especie de fina apretada- me pedìan, por entonces, un peso pa’ la birra. Ahora supongo que la cerveza habrà aumentado y el peaje tambièn.Ademàs tenìamos varias ventajas, recuerdo. Lo que para muchos era una tragedia, para otros era un gran beneficio para la salud y su sistema circulatorio. Antes del chapuzòn venìa la sesiòn de fangoterapia, lo que traducido en criollo serìan los beneficios del barro, tan de moda aquì los masajes linfaticos y pensar que las minas pagan fortunas.Insisto, no es que sea nostalgico pero lo lindo es que nadie te jodìa con el celular, porque no hay nada peor que un celular que suene en la playa y sobre todo si se trata de la gorda de al lado. En cuestiòn de contaminaciòn sonora, en el peor de los casos, tenìamos la oportunidad de compartir el hit del momento de “ Los pibles chorros” desde el Ford Taunus del morocho que teniendo toda la playa para estacionar se te ponìa justo al lado y con su volumen espantaba hasta a los pescados. Porque si hay algo que no ocurre aquì, es que podamos entrar a la playa con el auto, como lo hacìamos en Monte Zapatero, cosa que permitìa innumerables ventajas dado que en el baùl llevàbamos desde los sillones de tira hasta, las milanesas, la sangrìa, el mate y la garrafa para calentar el agua. Acà si tomàs mate en la playa te miran con cara rara porque piensan que te estàs drogando.Ademàs no se crean que el agua cristalina del mediterraneo es una ventaja. No hace otra cosa que potenciar los defectos -hacièndonos sentir miserablemente humanos-y para quienes intenten esconder la celulitis les dirè que es una empresa altamente improbable.Por ultimo amigos -dejando de lado la nostalgia- y volviendo al sabor del turismo alternativo (que tanto fascina a esta gente que paga fortunas para ir a cazar patos y a pescar a la zona de Romang o de San Javier) hay que destacar el triunfo que significaba salir del agua sin que ninguna palometa te haya devorado el dedo gordo o sin que una raya te haya perforado el tendòn de aquiles.A aquellos que disfrutaban de las emociones fuertes tenìan su momento. Acà lo peor que te puede pasar es que te pique una medusa. En cambio en Santa Fe, la lancha de un Juez Federal te podìa partir la cabeza como a una sandìa correntina y lo lindo era que despuès se jugaba a las escondidas (con el Juez). Pero el combate cuerpo a cuerpo continuaba al atardecer con los mosquitos y juro que nada ni tantos manotones impedìan observar una romantica puesta de sol en La Setubal.Antes de terminada la intensa jornada de playa planificabamos la salida –sin navegadores satelitales- rogando no “empantanarnos en la arena” con el auto. Si uno lo lograba, se decìa para sus adentros: “ahhhh... tarea cumplida”!!! Despues, camino a casa, cuando el viento de la costanera nos pegaba en la cara, ponìamos la radio a todo lo que daba y escuchàbamos la publicidad de la Direccion Provincial de Turismo que decìa “Santa Fe, todas las opciones en un solo lugar".